PJ de Provincia: la escalada de Máximo K

Al Instituto Patria, el bunker de CFK y La Cámpora, le llegan todas las semanas mediciones de imagen de sus dirigentes y posibles candidatos. En ellas, suelen medir a Máximo K; y de cualquier manera que lo muestren, incluso en franjas sociales afines, siempre acaba con un promedio de 30% de aprobación y un 60% de imagen negativa. Las encuestadoras afines al oficialismo le dan un par de puntos más, pero siempre lo perciben muy atado al núcleo duro K. No suma un ápice entre el electorado independiente (los que no cayeron a un lado o del otro de la grieta). Hasta ahí la percepción del votante sobre Máximo. Veamos ahora los planes de la Vice, que por propiedad transitiva son los planes del Ejecutivo, para él. Hace más de medio año que viene empujando su candidatura a la presidencia del PJ bonaerense como una manera de consolidar poder y ascendencia política. La intentona esconde varias aristas. Primero, es el desembarco de La Cámpora en el PJ bonaerense y todo lo que apareja. Por ejemplo: la confección de las listas para las legislativas de 2021. Aunque la promesa es la de una fórmula consensuada con los históricos barones del conurbano, no son pocos los que piensan que finalmente acabarán imponiendo a los candidatos de la juventud K.
Segundo, el tema de la caja. El justicialismo bonaerense recibirá un voluminoso desembolso de dinero, asignado por la ley electoral, por haber obtenido el 52% de los votos en la última elección. Se dice que el Gobernador prefiere no meterse en ese conflicto. Lo dejará en manos de su mentora política y el hijo. Gesto que equivale a entregarles todo el poder fáctico con vistas a la campaña.
Tercero, los intendentes, los que vendrían a representar a la vieja escuela, temen que La Cámpora los avasalle. Cuestionan la forma más que el fondo, y ya lo hicieron notar. De hecho, el hijo de Néstor se encargó de vociferar, en un asado de la semana pasada, que tres intendentes partidarios le hacían movidas mediáticas en contra y que ponían condiciones para su llegada. Claro, lo que los barones pusieron sobre la mesa fue la ley (promulgada durante el gobierno de Eugenia Vidal) por la cual no pueden presentarse a más de una reelección en el cargo. Ellos pretenden que el Ejecutivo obture esa ley o fuerce una reinterpretación legal para que puedan volver a postularse. Alberto dejó entrever que no se opone a la reelección indefinida de los jefes municipales, pero eso no es materia de negociación. Ergo, tienen que aceptar al nuevo presidente y luego se verá. Así de verticalista es el movimiento.
Cuarto, la idea es mostrar unidad, equilibrio (pero siempre dominado por la corriente K), una suerte de imagen espejo, con Fernández como presidente del PJ nacional, y Máximo como el nuevo ungido por el PJ provincial. Su madre cree que con esa nueva cucarda (la presidencia del conurbano peronista), su hijo quedará muy bien posicionado para las presidenciales del 2023, y sueña con una fórmula compartida con Axel.
Siempre y cuando Alberto acepte el renunciamiento que ella ya tiene en mente.