Análisis: el único plan
Bajo el paraguas de los 50 años de la muerte de Perón, Cristina salió a hablar por streaming. Se sabe que la expresidenta y su marido nunca fueron aficionados al General; es más, en los años oscuros, el matrimonio cultivó más vínculos con los uniformados de la Patagonia que con la bella generación de los 70. Néstor, como abogado, jamás presentó un habeas corpus, lo suyo era granjearse favores y recaudar en nombre de la corona (propia). En ese tiempo, valga la repetición, estaban cómodos con la dictadura militar y compartían eventos sociales con ellos.
Digresión aparte, CFK recordó al fundador del peronismo con un relato tan ficcional como su militancia en aquella época. “Había una valla tremenda y cuando Perón salió, dio la orden de sacar la valla y me llevaron sin pisar el suelo. Fue una avalancha, impresionante. Fue la vez que más cerca estuve de Perón, lo veía perfectamente, su tapado con piel de Poule”.
Otro momento trasnochado y vergonzante ocurrió cuando quiso disertar sobre un asunto medular: “El trabajo es un derecho por la dignidad del hombre, pero también el deber de que cada argentino produzca al menos lo que consume. Si le hubiéramos dado un poco más de bola a esto, que encierra la productividad…” Flor de hallazgo y de aporte al pensamiento económico. Una pena que sus tres administraciones rapiñaron los recursos del Estado hasta lo oprobioso. Como los 12 mil millones de dólares negativos que dejó de reservas. O los USS 15 mil millones de disponibilidad neta que recibió del macrismo y también dilapidó. O el récord de liquidación del campo por más de USS 100 mil millones que, esperablemente, se esfumó. Atado a eso viene la idea regente que la exsenadora quiere inseminar constantemente: el equilibrio y el superávit fiscal son basura. O dicho de otra manera: la emisión desaforada, el déficit enfermizo y una inflación superior al 1000% en 4 años nada contribuyeron para que su último experimento gubernamental fuera el peor desde el regreso de la democracia. Sin embargo, según ella, el problema es que faltan dólares. Sí, el platal que desapareció.
Las zancadillas, los artilugios discursivos y las mentiras en las que incurre CFK son parte de un todo que tiene bien claro su norte: el fracaso de la gestión Milei. Ella, Massa, Máximo, Kicillof y el resto de los acólitos no trabajan en pos de un proyecto superador; operan para la perdición del oficialismo. De ahí la intransigencia y la violencia callejera. Los más de 40 millones de argentinos que están en el medio son colateral, bajas esperables. Eso es lo más vil de la cepa K.
Eso es lo más vil de Cristina.
Por: Esteban Fernández